martes, 12 de marzo de 2013

No es la verdadera

Hace poco, concretamente tras el 23F, volví a participar en más de una conversación acerca de un tema recurrente pero sobre el que se dan siempre las mismas argumentaciones, y en la que pocas veces se llega más allá.



La conversación era sobre la bandera rojigualda, la bandera actualmente oficial en nuestro régimen. Y dentro de ese tema, el desarrollo de la conversación suele ser variado, hay quien se queja del porqué no se ve bien que se asista a una manifestación como la del 23F si es la de todos, hay quien se pregunta por qué en otros países se acepta y no se pone en duda la bandera y en España sí, o hay quien afirma que desde la izquierda hemos dejado que la derecha y el fascismo se apropien de nuestra bandera.


Para profundizar en el debate y que podamos sacar conclusiones acertadas, considero necesario tener en cuenta la historia de nuestra bandera y la historia de las banderas de otros lugares para poder comparar y observar de donde vienen los conflictos.

La historia de la bandera rojigualda no comienza hasta 1785, después de que el entonces Secretario de Estado presentase la propuesta a Carlos III y este la adoptase para los buques de guerra (hasta entonces se usaba el blanco de los Borbones, pero se confundían con otros lugares donde también reinaban descendientes de dicha casa, como Francia o Nápoles) , en 1793 se impuso para el resto de la marina y en 1843 Isabel II la impone para todas las unidades militares. Dicha bandera no ondea en edificios públicos ni es usada de forma civil hasta 1908, cuando se impone su uso en los ayuntamientos y edificios públicos y en los días de Fiesta Nacional.

Contrasta esta historia de la bandera con la de la mayoría de estados que conocemos actualmente. La de Francia se empieza a utilizar durante el transcurso de la Revolución Francesa, y es acordada durante el transcurso de esta, y como tal es uno de los símbolos de la revolución contra el absolutismo, hecha por el pueblo y que además pasa a dar significado a las banderas tricolor en que cada uno de los colores representan la libertad, la igualdad y la fraternidad.

La bandera de Alemania se empieza a usar por el pueblo antes de ser tomada oficialmente (en Mayo de 1832, por ejemplo, hasta 30.000 personas por la libertad, la unidad y los derechos civiles en el Festival de Hambach), y en la Revolución Alemana de 1948-49 es adoptada como bandera oficial aunque en 1850 dicho parlamento se disuelve y se adoptan a partir de entonces otras banderas (hay que tener en cuenta las diferentes fronteras y cambios que sufren los estados alemanes durante el siglo XIX y XX), entre ellas la roja, blanca y negra impuesta por el Reino de Prusia durante el Imperio Alemán (desde 1871 a 1918), hasta que durante la República de Weimar como símbolo antimonárquico y antiimperialista se adopta de nuevo la bandera alemana con los colores negro, rojo y dorado (amarillo). Esto explica que los nazis adoptaran (aunque de forma distinta) también los colores del anterior imperio alemán (rojo, negro y blanco) en la bandera del Tercer Reich. Como muestra del significado democrático y popular de la bandera negra, roja y dorada, está el hecho de que tanto la RFA como la RDA adoptan dichos colores para sus banderas, aunque cambian el escudo.

Las banderas americanas representan en su inmensa mayoría las luchas populares por su independencia frente a los estados europeos que las mantenían colonizadas, la bandera italiana adopta dichos colores como símbolo del movimiento por una Italia unida, por ejemplo, la bandera de Países Bajos también se adopta en su proceso de independencia frente al colonizador extranjero, y así podríamos seguir con numerosos ejemplos. La bandera de Reino Unido representa la unión de las banderas de distintas regiones que lo forman, como son la cruz de San Jorge (Inglaterra), la cruz de San Andrés (Escocia) y la cruz de San Patricio (Irlanda), es decir, es inequívocamente un símbolo inclusivo, de unión, y representativo de la pluralidad del Reino Unido.

Incluso banderas no representativas de procesos populares o de unificación, como pueda ser la de Dinamarca, tienen un significado representativo de aquel estado al que representan, ya sea a través de haber sido utilizadas en un acontecimiento histórico relevante o en base a leyendas conformadoras de la identidad nacional popular.

Les invito a releer la historia de la bandera de España, y podrán comprobar como su adopción no responde a ningún suceso ni significado similar al del resto de países que he nombrado, ni es símbolo de unidad, ni tiene significado alguno en su origen, ni es símbolo enarbolado por el pueblo en ningún momento histórico anterior a su imposición por parte de la Monarquía Borbónica.

La historia de la bandera rojigualda contrasta con la historia de la tricolor, bandera de la Segunda República, que es adoptada después de que su uso fuera ya extendido entre el pueblo, como símbolo del republicanismo que representa la lucha por la democracia y evitar las imposiciones de un jefe del estado por herencia, y además la inclusión del morado tiene como símbolo la inclusión del color morado de castilla, sumado al amarillo y rojo de Aragón (el rojo también lo era de Navarra). De hecho, la bandera tricolor es adoptada y respetada durante la Segunda República por gobiernos más de derechas y más de izquierdas. También sorprende ver y confirma la aceptación de la tricolor entre el pueblo, que en un primer momento el alzamiento fascista del 18 de Julio no cambia la bandera, sino que la mantiene (es decir, nadie ponía en duda su legitimidad), y sólo por la necesidad de identificar a los dos bandos en conflicto y la necesidad de incluir a sectores monárquicos como los carlistas en favor de un golpe genocida se adopta la bandera rojigualda el 29 de Agosto de 1936 en el bando fascista.

Tras esto se encuentra la historia más conocida, la de infinidad de víctimas asesinadas, oprimidas y silenciadas en nombre de la bandera rojigualda y del fascismo durante casi cuarenta años, y la continuidad del régimen franquista tras la mal-llamada Transición que hoy nos damos cuenta que ni es democracia ni garantiza derechos, libertades ni justicia en España.

Tras todo esto, y como conclusión, expongo que se rechaza la bandera rojigualda en las manifestaciones del pueblo en favor de sus derechos y libertades porque dicha bandera nace y representa a lo largo de la historia la opresión de los pueblos de España por el absolutismo, por la monarquía y el fascismo, que en España no tenemos una bandera oficial de la que nos sintamos orgullosos porque nos han impuesto una bandera que no es nuestra, sino del poder y de los opresores del pueblo, y que no es que el fascismo y la derecha hayan conseguido apropiarse de la bandera de España (de todos y todas), sino que el fascismo y la derecha ha intentado a lo largo de la historia imponernos su bandera a todas y todos, como símbolo de tantas otras que cosas que tratan de imponernos e imponen cada día.

Por eso ante la rojigualda grito: "¡Esa bandera, no es la verdadera!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario